En esta etapa de reactivación, en que la epidemia sigue latente, los protocolos de bioseguridad son clave para seguir funcionando. Edwin Rodríguez Gómez, abogado especialista en salud ocupacional y riesgos laborales y socio fundador del Grupo Acimut, nos cuenta un poco más sobre su aplicación en ferreterías.
Actualmente, el gran reto del comercio, incluidas las ferreterías, es seguir prestando sus servicios y mantenerse abiertos al público en el marco de una cultura saludable. Para esto, el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad no es solo un requerimiento de apertura, sino una necesidad para dar continuidad a las operaciones garantizando la seguridad y salud de empleados, clientes y entorno.
En cuanto al sector ferretero, vale la pena resaltar que debe acogerse a un contexto normativo general y específico para su segmento: además de las normas nacionales, hay que revisarlas normativas municipales y de su ubicación específica, por ejemplo, si una ferretería está dentro de un centro comercial, debe tener en cuenta las instrucciones dadas por éste.
Como primera medida las ferreterías acatarán la Resolución 666, que define el marco general de los protocolos de bioseguridad para toda actividad económica. Posteriormente, la Resolución 739, es la norma especial aplicable a ferreterías y otros sitios de venta al público y en los numerales 4 y 5 da una serie de parámetros como: la restricción del acceso de mascotas, uso obligatorio de tapabocas por parte de los clientes; el distanciamiento físico de dos metros entre personas; la ocupación interna del local de máximo una persona por cada cinco metros cuadrados y la señalización correspondiente; los pagos preferiblemente por medios electrónicos y si se hacen en efectivo, ideal que el cliente lleve el dinero exacto; el no suministro de publicidad impresa, bonos, tarjetas de regalo, los domicilios empacados en bolsa; la promoción del lavado de manos constante, la toma de temperatura, aumentar frecuencia de recolección de residuos en área común y baños, y el uso de alcohol y anti-bacteriales, en pasillos, baños,ascensores, entradas y salidas, entre otros.
Igualmente, se recomienda a los encargados de la administración del local restringir el uso de celular a los empleados durante su jornada; promover que el cliente no tenga contacto con las mercancías sino que sea el mismo trabajador quien selecciona y despacha; llevar una base de datos de las ventas, con nombre, fecha y hora, para que en caso de un brote se pueda informar oportunamente; diseñar un plan de comunicaciones (folletos, pendones, piezas digitales)para dejar claro a los clientes signos y síntomas de la enfermedad y tener contacto directorio con el centro de salud más cercano.
Para leer este artículo completo, no se pierda la
edición 86 de Revista Fierros.