Luego de varios meses desde que fue declarada la pandemia, hemos pasado por una serie de etapas, que van desde las medidas de aislamiento estricto y la cuarentena parcial, hasta el inicio de la reactivación de la economía. Igualmente, hemos transitado por varios estados de ánimo: angustia generalizada, pánico al contagio y desespero por el encierro, hasta la concientización del nuevo equilibrio al que debemos llegar, en que las medidas de seguridad empaten con la necesidad de seguir activos.
En medio de este panorama las ferreterías hoy se enfrentan a un nuevo contexto, que más que ver con temor e incertidumbre, hay que lograr interpretar para sortear las dificultades, y, sobre todo, adaptarse a las nuevas características del mercado.
Sin duda, uno de los principales cambios que verá el sector es en los hábitos de los consumidores: ese cliente que va a la ferretería sin afán, a conocer el catalogo de productos y recibir asesoría del ferretero, va a transformarse en un comprador, principalmente omnicanal, que preferirá realizar sus consultas por internet y permanecer en el punto de venta el menor tiempo posible. En tal sentido, está claro que el ferretero de la nueva era se debe caracterizar no solo por haber adoptado nuevas tecnologías y canales de comunicación, sino sobre todo por saber trasladar y manifestar a través de estos canales, ese gran diferencial que siempre ha tenido: la cercanía con el cliente.
Así mismo, el ferretero tradicional debe saber aprovechar dos ventajas que ha tenido desde sus inicios y convertirlas en grandes fortalezas: capacidad de negociación y proximidad. Ese distintivo del ferretero que lo caracteriza como buen comerciante, va a ser cada vez más determinante dentro del nuevo contexto, en que el ferretero deberá ser cada vez más flexible con sus clientes, proveedores, competidores; pues pretender seguir con los mismos esquemas que había manejado hasta el momento, sería anacrónico.
Y, por último, aunque no hemos salido de la crisis y no sabemos con certeza en qué momento podremos recuperar el nivel que se traía antes de la pandemia, es momento de que el ferretero comience a evaluar detalladamente cuáles son esas áreas que han representado mayores impactos para su establecimiento en medio de la coyuntura, y qué se puede hacer desde ya como preparación para posibles nuevas crisis.
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