Carlos Vargas, toda una vida de trabajo

Carlos Eduardo Vargas es un experto empresario y gran conocedor del sector del acero. Más de media centuria dedicado a este negocio, lo hacen merecedor al reconocimiento otorgado por Premios Fierros.

En la primera edición de los Premios Fierros se realizó una convocatoria para elegir a los ferreteros y proveedores más destacados, en persas categorí­as, con la intención de resaltar la labor de aquellos que se destacan por jalonar la competitividad del sector. Carlos Eduardo Vargas López, fundador de la desaparecida ferreterí­a Varlop, actual presidente de la Ferreterí­a Latina, y quien lleva más de 50 años dedicados al hierro y el acero, resultó ser ganador en la categorí­a Toda una vida de trabajo”. Desde sus negocios, él ha sido partí­cipe de la evolución del sector y ostenta el reconocimiento gremial por su liderazgo empresarial.

Este bogotano, que ya se encuentra retirado de la operación diaria de la ferreterí­a, es un emprendedor innato. Desde poco antes de cumplir los 18 años ya se encontraba dilucidando su futuro y buscando la manera de realizarse profesionalmente. Aunque su familia estuvo siempre dedicada al negocio de las maderas, a Carlos Eduardo le comenzó a llamar la atención el acero, desde que lo conoció cuando trabajaba con su padre en la construcción de un edificio en el barrio Siete de Agosto. En dicho proyecto, se encargaba de las compras.

El espí­ritu del emprendimiento siempre corrió por sus venas, y para 1964 ya contaba con un capital de $15.000 que pensaba destinar en su propia empresa. Sin embargo, debió posponer el montaje de su primera ferreterí­a, tras perder la posibilidad de asociarse con un primo y de tener un local que le habí­a sido prometido.

Su progenitor lo aconsejó entonces comprar una tienda de artí­culos religiosos en el centro de la ciudad; allí­ depositarí­a el dinero ahorrado y $25.000 más que obtuvo por préstamos bancarios y familiares.

Luego de cinco años de funcionamiento, el local cerró. Sin embargó, esa experiencia le sirvió para aprender sobre la administración de una empresa, la gestión de la operación comercial, y la astucia en los negocios. Este negocio no me llamaba mucho la atención; era mucho trabajo y la competencia vení­a desde 1860; eran unos italianos a quienes se les veí­a muy ‘alcanzados’ de dinero. Veí­a yo ese negocio con poco futuro”, comenta. De este modo regresó al plan original de tener su propia ferreterí­a, pero antes participó como socio de un parqueadero y de una discoteca. En 1971, mi papá tení­a arrendado un local a una ferreterí­a, pero yo le dije que me lo arrendara a mi” y así­ incursionó oficialmente en el negocio del acero.

Tras dos oportunidades de asociarse, primero con un amigo y luego con un hermano, Carlos Eduardo decidió arrancar solo. Me tocó hacer la logí­stica para entender el negocio; iba a las ferreterí­as del centro y me quedaba mirando cómo funcionaban”. Incluso entabló amistad con una empleada de una ferreterí­a de quien aprendió lo necesario para el funcionamiento del negocio, como el manejo de inventarios, la rotación, las ventas y todo lo que pudo para iniciar su propio camino empresarial.

Los primeros proveedores de la Ferreterí­a Varlop fueron Metalúrgica Boyacá y Acerí­as Paz del Rí­o. Para 1973, fecha en la que nació el UPAC en Colombia, se disparó la demanda del acero gracias al boom de la construcción, y así­ empezó a prosperar su emprendimiento.

Las fábricas en ese entonces daban crédito a 60 dí­as más 15 de gracia, por lo cual podí­a hacer pedidos grandes y la fábrica los respetaba. Como las alzas eran en principio de año, yo me adelantaba a hacer grandes pedidos en noviembre para aprovechar los precios”, relata.

Su empresa fue creciendo y llegó a consolidarse como una de las ferreterí­as más importantes de Bogotá. Varlop fue un negocio muy reconocido gracias a la labor de don Carlos, él siempre se destacó por su gran conocimiento del mercado, su agilidad comercial, su honestidad y por ser un verdadero lí­der; incluso ahora que está retirado lo siguen llamando a pedirle consejos e información sobre el sector”, comenta Arturo Martí­nez Zamora, administrador de la Ferreterí­a Latina.

Además de ser un empresario ejemplar, Carlos Eduardo siempre estuvo muy interesado en promover la asociatividad en el sector en vista de las bondades que esto trae para los ferreteros . Las alianzas facilitan mucho los procesos de importación de gran calibre, por lo que podemos ser muy competitivos”, apunta.

Este interés lo llevó a ser presidente durante diferentes periodos de la desaparecida asociación de ferreteros Cofersa. Además, hizo parte de la junta directiva de Asoferco por varios años. Según Arturo Martí­nez, don Carlos fue reconocido como Rey Ferretero en distintas oportunidades, este era una distinción muy importante que anteriormente se promoví­a en el sector”.

Hace aproximadamente ocho años, dadas las condiciones del mercado de ese entonces, Carlos Eduardo tomó la decisión de cerrar el ciclo de la ferreterí­a Varlop, y crear la Ferreterí­a Latina. Por esa misma época, también comenzó a pensar en darle paso a las nuevas generaciones y planeó retirarse del negocio paulatinamente, luego de estar en el mercado por cerca de 42 años y de convertirse en el gran empresario que soñó desde que era joven.

Hoy invierte gran parte del tiempo en sus hobbies y en sus asuntos personales, pero admite que no está ciento por ciento ajeno a lo que acontece con el sector ferretero. Ahora puede darse el lujo de mirar los toros desde la barrera y aún se reúne mensualmente con sus colegas para analizar el gremio y departir con ellos sobre los asuntos coyunturales que de alguna los impactan. Llevamos unos 22 años reuniéndonos en un restaurante, mes a mes, para hablar sobre los temas más importantes gremio y a veces invitamos a personajes públicos, como alcaldes, polí­ticos, ex ministros y empresarios”, comenta. Además, reconoce que del todo no ha dejado el negocio: tengo un par de clientes tradicionales, que trato de atender a través de un fabricante y cobro alguna intermediación”.

En su oficina, donde hoy dedica parte importante de su tiempo a su colección numismática, don Carlos recibió el Premio Fierros a toda una vida de trabajo”, reconocimiento que lo tomó por sorpresa.

Para mi fue medio sorpresa, ya no estaba en mis presupuestos que eso iba a suceder. Lo veo con mucho agrado y gratitud que hoy en dí­a se acuerden de mí­”, dice. Al preguntarle sobre su principal aporte al sector, manifestó que espera haber dejado una imagen de seriedad en los negocios, respeto con los clientes y los empleados.

Y esa percepción es generalizada en todos los que tuvieron la oportunidad de trabajar con él, como Arturo, quien manifiesta: él se caracterizó por ser muy buen trabajador, alguien que

lucha por las cosas, logra lo que quiere y tiene todo muy claro. Lo más importante es que se preocupa por enseñar mucho el valor de la honestidad en los negocios. Es una persona de muy buen corazón y ha llegado donde está porque es muy constante en las cosas”.

Una mirada al negocio del acero

De su experiencia de media centuria, Carlos Eduardo hace su balance acerca de los desafí­os de este sector, resalta algunas recomendaciones y comparte sus opiniones sobre el presente y futuro del mercado de los hierros y los aceros.

FIERROS: Cuáles son las claves del éxito en el negocio del acero

CARLOS EDUARDO VARGAS:

En mi caso, haberme arriesgado a invertir más, el correcto manejo de los inventarios, y el tener la información adecuada para la toma de decisiones. Digamos que toda inversión debe basarse en un conocimiento muy profundo del área en el que uno trabaja”.

FIERROS: Cómo percibe el sector actualmente en comparación con el pasado

CAV: Lo que percibo ahora es que cada vez es más difí­cil porque dí­a a dí­a, por la globalización de la economí­a, están entrando competidores internacionales, que han comprado empresas colombianas como Paz de Rí­o, Diaco, Casa, y hay otros tratando de competir en el mercado con capitales más grandes y mayores conocimientos. Ahí­ lo ve uno cada vez más complicado”.

FIERROS: Por qué se retiró de la operación de su negocio de aceros

CAV: Muchos creen que yo me retiré de la operación por la llegada de las grandes multinacionales, pero fue coincidencia. Yo me retiré hace más o menos 7 años porque contaba ya con 42 años de trabajo, hice un aporte suficiente. En 1995 hubo un traspié en los negocios por las devaluaciones, lo cual nos desestabilizó y resolví­ alejarme poco a poco”.

FIERROS: Cómo eran las relaciones comerciales en el pasado

CAV: Los que vení­amos de una época antigua vemos que la gente era más correcta, los créditos se manejaban a buena fe y los porcentajes de pérdida de cartera no eran tan altos. Los empleados eran muy honestos”.

FIERROS: Para usted, cuáles son los principales retos del sector

CAV:

El más grande es que a nivel mayorista cada vez veo muy difí­cil crecer, por tantos actores que entran al mercado. Las fábricas tratan de llegar al consumidor final, venden directamente a través de puntos de venta. Al ferretero mayorista le queda cada vez más difí­cil compartir mercado con la misma fábrica. Con las aperturas económicas y los Tratados de Libre Comercio entran aceros de otros paí­ses sin arancel, como México; con Estados Unidos todaví­a hay una grabación gradual. Aquí­ los productores tienen altibajos y les tocó bajar casi en un 30 por ciento los precios para poder competir con el importado”.

FIERROS: Cuál fue su principal aporte al sector

CAV:

Siempre luché por manejar el negocio con altura, honradez y seriedad, eso me llena de satisfacción”.

FIERROS: Cómo ve la asociatividad en el gremio CAV:

Las nuevas generaciones de ferreteros también han creado espacios para reunirse; los de la época antigua, muchos se han retirado ya y ha disminuido bastante la participación en diferentes actividades”.